Acerca de una enseñanza transversal en arquitectura.
“Es probable que la danza y la arquitectura sean las principales artes de donde
surgieron las otras artes del hombre.” Rudolf Laban
Desde hace varios años estamos impartiendo una asignatura* que vincula la danza y la arquitectura, que se titula - El cuerpo y el edificio – que no tiene ni la palabra danza, ni la palabra
arquitectura. En efecto, esta asignatura atraviesa en realidad varios ámbitos artísticos. El elemento central es el cuerpo, que se vuelve el vehículo privilegiado del pensamiento para comprender
el espacio de un edificio.
Para (re)conocer el cuerpo: interactividad de diferentes asignaturas.
¿Cómo pensar un aprendizaje “sobre y con” el cuerpo? Nuestra elección fue la de ofrecer a los estudiantes una inmersión en la danza que se hace en dos tiempos. Primero una iniciación en esta
disciplina (hecha cada año por Juha Pekka Marsalo), que tiende a cruzar experiencias corporales en un taller ligado directamente a cursos de morfología y de dibujo. Así los estudiantes visualizan
el interior del cuerpo y sienten el suyo con más precisión integrando algunas nociones de osteología y de miología. Simultáneamente, pueden acompañar físicamente a un modelo vivo en el movimiento
de su cuerpo y encontrar en sus observaciones el apoyo necesario para la construcción de sus figuras, tanto desde el punto de vista estático como dinámico. Después, hay un relevo por otros
coreógrafos (tales como Maria Donata D’urso, Prue Lang, Caroline Picard, Chistophe Haleb…) que eligen y ocupan lugares urbanos específicos, interiores o exteriores, durante un cursillo muy denso
de 4 a 5 días. Esta inmersión “práctica” está valorizada por cursos específicos sobre la arquitectura de los edificios ocupados durante este periodo y por un enfoque teórico del espacio del
bailarín, tratando de mostrar como una coreografía puede cambiar la utilización de un espacio y modificar la percepción. Es durante este segundo tiempo que este (re)conocimiento del cuerpo hace
nacer nuevas posibilidades de apropiación (relectura) del espacio.
Relectura del espacio por el cuerpo.
Dada la orientación de nuestra asignatura, buscamos a poner en relación esta toma en consideración de los cuerpos con los lugares específicos. Si los primeros cursos de danza fueron dados en un estudio, relativamente neutro, después, al contrario fueron lugares destinados a otros usos los que se utilizaron. Aún en funcionamiento (la guardería Emile Aillaud y la Cité 122 de Blanc Mesnil) o abandonados (la cocina colectiva de Ville-Evrard). Estos lugares están cargados de historias, de sus experiencias actuales y de sus memorias. Los estudiantes los ocupan y provocan el espacio de manera desplazada en relación a sus hábitos: esto los lleva hacia nuevas interrogaciones sobre el espacio arquitectural o coreográfico. Walter Benjamin evoca la “recepción táctil” que, como la vista, establece nuestra relación con la arquitectura. Sin embargo, el sentido del tacto es a menudo ignorado por los arquitectos. El enfoque de la danza lo reactiva y abre una nueva manera de sentir el lugar. Nociones fundamentales como la gravedad, el equilibrio, con lo que los estudiantes están cerca regularmente en sus estudios respectivos, serán vividas de otra manera, por ejemplo como un equilibrio precario, un lanzamiento, un límite...
Poco a poco toman riesgos con ellos mismos; cada uno se revela a los otros y se involucra en una relectura del espacio a través de su cuerpo y de la emoción que este genera, tanto para el mismo como para los otros. Si la complementariedad disciplinaria enriquece para cada uno lo que reciente de su propio cuerpo, es sobre todo impresionante constatar a que punto este descubrimiento de sensaciones íntimas conduce al encuentro, visual pero también táctil, sonoro, y además social, cultural… del cuerpo del otro y del cuerpo “colectivo” del grupo que va a desplegarse en el espacio, obligando a cada uno a tomar en cuenta esta presencia viva. Entre danza y arquitectura, el espacio se piensa, se interroga, nace, se experimenta, vive y desaparece en una escala de tiempo muy lejana”, concluía una estudiante en arquitectura, Sophia Boudou, en su reporte crítico del proyecto. Esta experiencia, estos encuentros inéditos derrumban los lugares comunes. Estos descubrimientos que provocan la transición a veces son muy seductores y observamos a estudiantes que, al regreso del “viaje”, pueden estar tentados por aplicaciones demasiadas directas, en sus propios ámbitos, nociones que exploraron descubriendo la danza o la arquitectura, por razonamientos y formas que no tuvieron tiempo de comprender y asimilar el origen. Sin embargo, el objetivo no es “robar” la libertad descubierta en el ámbito vecino, sino más bien de apropiárselo en el suyo el que le pertenece y darle su verdadera dimensión.
¿Este pasaje por el cuerpo, esta toma de conciencia del otro, este repaso de una realidad muy concreta pueden poner a distancia, por un tiempo, la simulación del virtual que constituye lo propio de la práctica de la arquitectura, y autorizar un conocimiento más sensible a la escala humana en la concepción de proyectos? He aquí el reto de esta asignatura.
El largo plazo aportará los frutos de esta experiencia donde el cuerpo conservará la memoria. Nuestro deseo es darle a cada uno la posibilidad de encontrar la calidad de esta percepción para enriquecer una práctica profesional –arquitectural, coreográfica o crítica- vivida profundamente.
Philippe Guérin
Teaching Reform Series on Architecture & Art Design in University. 2011
Southeast University of Nanjing, China
Nota: *Este proyecto fue experimentado en interno en la Escuela Superior de Arquitectura Paris-Malaquais en forma de talleres con Carolyn Carlson, Dominique Petit, Fabrice Lambert et Juha Pekka Marsalo. Actualmente, gracias al apoyo de Encuentros Coreográficos Internacionales de Seine-Saint-Denis, Julie Perrin y yo mismo lo desarrollamos en colaboración con el departamento de danza de la Universidad Paris 8. Este enfoque pedagógico está marcado por el cruce de diferentes disciplinas, y también por el de los estudiantes que vienen del departamento de danza o de la escuela de arquitectura, que comparten esta experiencia con sus conocimientos muy diferentes, informándose mutuamente.